domingo, 27 de septiembre de 2009

DULCINEA SURREALISTA


Estos días de septiembre son, en un Instituto de secundaria como en el que trabajo con más de mil alumnos y casi cien profesores, un auténtico lío: a la corrección de los exámenes de septiembre se unen todos los problemas propios de la organización de un nuevo curso, con las listas de los chavales, el "temido" horario, la distribución de las aulas... además de la alegría por el reencuentro con los compañeros y la tristeza por la falta de varios de ellos, que este año imparten clases en otros centros más cercanos a sus residencias o -todo lo contrario- en el centro de Europa. Y la ilusión -siempre renovada- de conocer a nuevos compañeros, alumnos y de acometer nuevos proyectos. Aunque todavía queda mucho por hacer, una vez "medio encauzado" el curso, vuelvo a actualizar el blog con una auténtica aventura que une dos de mis grandes aficiones: viajar y la vespa. Y si, además, el viaje es en vespa y D. Salvador Dalí está implicado en ello, mejor que mejor.


Los protagonistas: Dulcinea (una vespa 150 nuevecita), Santiago Guillén y Antonio Veciana (estudiantes de Derecho de apenas veinte años y muy buenos amigos). El reto: dar la vuelta al mundo en vespa en 79 días (uno menos que Phileas Fogg -por aquello del orgullo español- y siguiendo su misma ruta) y el año: 1962.

La idea del viaje surge en la mente de estos dos albaceteños tras ver “La vuelta al mundo en 80 días” (entretenidísima película de 1956 protagonizada por David Niven y Cantinflas, ganadora de cinco “oscars” y dirigida por Michael Anderson). Una vez tomada la decisión de emular el viaje del aristócrata inglés descrito por Julio Verne, comienza la ardua tarea de planificar el sueño, lo que les llevaría dos años y medio. Hay que tener en cuenta los condicionantes de la época: infraestructuras que dejaban mucho que desear, la búsqueda de mapas de carreteras (no tenían GPS, Internet y mucho menos teléfonos móviles) etc, etc. Un viaje de tales características bien podíamos calificarlo de "surrealista", y nadie mejor que Dalí para apadrinar semejante hazaña. Así que, un par de semanas antes de partir, Santiago y Antonio conciertan una cita con el pintor para entrevistarse en la residencia de Dalí en Cadaqués, quien accede de muy buen grado a personalizar a Dulcinea. El viaje desde Madrid a Cadaqués les serviría de entrenamiento. Una vez en Cadaqués, son recibidos por Gala quien les conduce hasta Dalí que pinta sobre los cófanos de la moto su nombre y el de su inseparable esposa bajo la atenta mirada de un gran oso disecado.

La ruta comenzaría partiendo desde Madrid hacia la frontera francesa camino de Italia hasta embarcar Brindisi, rumbo a Atenas. Desde la capital helénica a Estambul para dirigirse a Irán, Afganistán, Pakistán y la India. Desde Calcuta -haciendo escala en Hong Kong y Honolulu- a San Francisco, en Estados Unidos, el viaje se realizaría en avión, por lo que tuvieron que realizar numerosas gestiones con varias compañías aéreas. Partiendo de San Francisco atravesarían Estados Unidos a lomos de Dulcinea hasta Nueva York, desde donde atravesarían el Atlántico hasta Londres nuevamente en avión. Desde Londres hasta Dover para tomar el “ferry-boat” con destino a la ciudad francesa de Boulogne. Y, por último, desde Boulogne a París, donde comenzaría el “descenso” hasta Madrid, pasando por Irún, San Sebastián y Burgos.



Dadas las carecterísticas sociales y políticas de la época en España (dictadura del General Franco), no es de extrañar que nuestros intrépidos aventureros no sólo pertenecieran a asociaciones propias del franquismo sino que, además, éstas mismas asociaciones les apoyaran e impulsaran a realizar este "quijotesco viaje", como ellos mismos lo denominan en el libro "En 79 días. Vuelta al mundo en vespa" (reeditado en 2005 por la editorial Dossat y que me ha servido de imprescindible fuente de documentación para esta entrada). De tal forma que cuentan con el apoyo del Ministerio de Asuntos Exteriores, de la Delegación Nacional de Juventudes y la de Educación Física y Deportes, el Ayuntamiento de Madrid (cuyo alcalde, el conde de Mayalde, les entrega cartas de presentación para cada alcalde de todas las capitales de las naciones que visitarían) e, incluso, del ejército estadounidense que les facilitaría el transporte aéreo, aunque no pudo materializarse por la crisis de los misiles cubanos. Solo dos compañías aéreas podían realizar los viajes que necesitaban, finalmente se realizaron con B.O.A.C.
Tampoco es de extrañar, que el viaje se bautizara como "Operación El Cano". Es muy curioso leer el prólogo a la edición de 1964, firmado por Miguel Primo de Rivera.

También contaban con la ayuda de Piaggio. Tuvieron la suerte de contactar y recabar el apoyo de Paola Piaggio -esposa de Enrico Piaggio uno de los "padres" de la vespa junto al ingeniero Corradino D´Ascanio- quien les pone en contacto con la dirección de la empresa en España. Además de entregarles una vespa 150 nueva (Dulcinea), la empresa se comprometió a facilitarles recambios, cartas de presentación para sus delegaciones y Vespa-clubs. Un mes de formación en los talleres mecánicos de Piaggio en Madrid completan con "un plan total contra las averías" las preparaciones previas al viaje.

Parten el 25 de julio, festividad de Santiago Apóstol (Patrón de España), desde la Delegación Nacional de Juventudes de Madrid, con un voluminoso equipaje donde se mezclan ropa, planos de carreteras, recambios, cámara de fotos y gasolina de reserva con navajas de Albacete y 300 banderines de España. La idea es regresar el 12 de octubre, festividad de la Virgen del Pilar y día de la Hispanidad, completando los 79 días programados.

Las "miles" de peripecias y anécdotas que les ocurrieron quedan magníficamente reflejadas en el libro del viaje que antes os comenté. Como sería una entrada interminable si las transcribiera, es mejor que las leáis "de primera mano". Además de algunas fotos del viaje, que ilustran la entrada, unas de las cosas que más me ha gustado del libro es la gran humanidad de sus protagonistas que bien puede reflejarse en esta frase: " Descubrimos que hay un denominador común en todo el mundo: la sonrisa y la mirada, que en los doce países nos parecieron igual". No hay nada mejor para destruir los tópicos y las ideas preconcebidas que conocer otros países, otras culturas y, por supuesto, el contacto con otras personas.


Entrada triunfal en Madrid, escoltados por la policía. 12 de octubre de 1962.

Actualmente solo vive Antonio Veciana (con gafas en las fotografías), quien recuerda con mucho cariño a Santiago Guillén, quien falleció en 1972. Respecto a Dulcinea, que adoptó ese nombre por el origen manchego de los dos estudiantes, una vez finalizado el viaje fué vendida a Piaggio por 100.000 pesetas, dinero que Santiago y Antonio donaron a la Delegación Nacional de Juventudes para financiar un concurso de aventuras destinado al público juvenil y que se convocó en las páginas del diario "Pueblo". Piaggio conserva a Dulcinea en perfecto estado en su museo de Pontedera (en la carretera que une a Florencia con Pisa), y que podéis visitar en el siguiente enlace: http://www.museopiaggio.it/ (dentro de "Collezione Vespa", buscad "Vespa Dalí, 1962").


La aventura de Santiago y Antonio la descubrí hace, relativamente, poco tiempo. Aunque hay otros viajes insólitos que conozco desde hace más tiempo. Concretamente, la increíble vuelta al mundo en solitario del argentino Emilio Scotto que recorrió 232 países sobre su Honda Goldwing -"La princesa negra"-, aventuras que devoraba por entregas semanales en la revista "Motociclismo" en mis años mozos. O los viajes del italiano Giorgio Bettinelli, que recorrió más de 250.000 kms desde 1992 a 2001 con dos vespas, una PX150 y una Px 200. Dejo para otras entradas estos viajes, aunque no me resisto mostraros algunas fotografías de mis viajes con mi vespa, una PX 200 "iris" de 1986. Por supuesto que no tienen el "glamour" de las aventuras que os he comentado pero, cuando los realicé, estos pequeños viajes cerca de Sevilla suponían, para mí, toda una aventura.

Acampando en Jerez de la Frontera. Gran Premio de Motociclismo de 1990.

El Peñón de Gibraltar desde La Línea de la Concepción en 1990.

Verano 1991

En El Rocío, 1991.

Todavía conservo y cuido mi vespa, que -a sus 23 años- luce como nueva. Para finalizar os traigo una foto de hace un par de semanas de mi particular "Dulcinea" o "Princesa Roja", con mis dos tesoros: Ángela (que conduce) y Rocío.

ACTUALIZACIÓN (19-XI-2009): Gracias al comentario de Amalia Guillén (hermana de Santiago), os traigo un enlace a una carta escrita por Enrique Guillén sobre un reportaje que -sobre la aventura- se realizó en el programa "Tal como somos" de la Televisión de Castilla-La Mancha. La carta "Ignorancia y censura en la TV de Castilla-La Mancha", es una buena muestra de hasta dónde puede llegar la incultura.

http://www.laverdad.es/albacete/20090802/opinion/ignorancia-censura-castilla-mancha-20090802.html