domingo, 28 de marzo de 2010

DESTINO


El genial Salvador Dalí es uno de los artistas más versátiles del siglo XX. De su aventura americana nos quedan numerosas maravillas y curiosidades. Os traigo tres: la primera es el cortometraje que, en colaboración con Walt Disney, Dalí nunca llegó a terminar. Hasta el año 2003 durmieron en los sótanos de la Disney los veinte segundos rodados junto a la gran multitud de bocetos, dibujos y pinturas que el  ampurdanés llegó a realizar. Gracias a todo este material se ha podido finalizar el corto de algo más de seis minutos de duración. La segunda maravilla es el sueño del olvidadizo Gregory Peck en "Recuerda" (Spellbound) rodada en 1945 por Alfred Hitchcock. Es curioso el homenaje que hace el gran director británico a Luis Buñuel en la escena donde un personaje corta una gran cortina repleta de ojos gigantescos. La última que os traigo es, más bien, una curiosidad. Se trata de la intervención de D. Salvador en un concurso de televisión donde, los concursantes, deben adivinar el nombre del invitado gracias a las preguntas que le formulan. Una buena muestra de la personalidad del genio catalán.

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lunes, 22 de marzo de 2010

AZUL COBALTO


Pocos artistas han sido tan humanos y tremendamente sinceros como la pintora mexicana Frida Kahlo (1907-1954). Su obra es un reflejo no solo de su personalidad o de su intensa, y tristemente breve, biografía sino que, me atrevería a expresar, de su alma. A pesar de sus graves problemas de salud y del particular amor que le profesaba el gran muralista Diego Rivera, en sus cuadros expresa un gran amor a la vida. La vida con todas sus facetas: el dolor, la angustia, el sufrimiento por las infidelidades... pero también la belleza, la amistad o el amor. Mediante el empleo de una paleta rica repleta de colores vivos y brillantes podemos atisbarnos al gran universo interior de una artista de la que, creo, solo se suele apreciar una parte de su gran personalidad. Una buena muestra es su último bodegón "Viva la vida":


Patio de "La Casa azul", residencia familiar
y hoy Museo de Frida Kalho en Coyoacán,
 México D.F.
En su diario, Frida Kalho, identifica al azul cobalto con la electricidad, la pureza y el amor. Es una asociación curiosa y muy personal  para el concepto del amor. Si bien la fidelidad, entendida como lealtad que expresa ese sentimiento intenso hacia otra persona, sí ha sido descrita con ese color en el magnífico estudio de Eva Heller "Psicología del color": "Como color de la lejenía, el azul es también el color de la fidelidad. [...]La fidelidad no es una virtud que pueda demostrarse a simple vista [...] El rito nupcial inglés exige como ajuar de toda novia: Algo antiguo, algo nuevo, algo prestado y algo azul - esto es, algo fiel".
Es difícil encontrar a alguien a quien no le guste el color azul. Solemos vestirnos con prendas de ese color en todas las estaciones sin importar la ocasión, lo elegimos para nuestros automóviles, es un color muy empleado en la arquitectura popular mediterránea y americana, tanto en exteriores como en interiores. Sobre todo, en los dormitorios gracias a su efecto tranquilizante a pesar de su frialdad. Siguiendo el estudio de Eva Heller: "El azul tiene su significado más importante en los símbolos, en los sentimientos que a él asociamos. El azul es el color de todas las buenas cualidades que se acreditan con el tiempo, de todos los buenos sentimientos que no están dominados por la simple pasión, sino que se basan en la comprensión recíproca. No hay ningún sentimiento negativo en el que domine el azul."

Pigmento Azul Cobalto (Co,Zn)2SiO4
Particularmente, no solo aprecio este color como la gran pintora mexicana, a la que identifico con él, sino que tengo la suerte de verlo durante la mayoría del año en el cielo infinito de mi ciudad:


domingo, 14 de marzo de 2010

"TROPPO VERO!!"


Según cuenta la leyenda, ésa fue la exclamación del Papa Inocencio X al ver el retrato que acababa de pintarle Diego Velázquez. El historiador Jonathan Brown nos cuenta sobre el cuadro: "Inocencio se había ganado la fama de hombre alerta que desconfiaba de los demás y se mostraba tenaz e infatigable en el desempeño de su cargo. Y así es exactamente el hombre que vemos en el retrato de Velázquez. En la mano izquierda tiene un trozo de papel del que el pintor se sirve con la doble finalidad de identificarse como autor del cuadro y dirigir una petición al pontífice [...]. Es fácil imaginar que estamos viendo al Papa en la audiencia que ha concedido al pintor del rey de España. Ya ha leído la petición, y ahora dirige al que la suscribe una mirada expectante pero a la vez de desafío. Y por medio de este procedimiento dramático, el retrato se convierte en el hombre mismo, no en una mera imagen o registro de su apariencia física". Quizás, de ahí, la expresión del sumo pontífice (¡demasiado real!). La penetrante mirada del Papa hace sentirse un tanto incómodo, mostrando -en efecto- algo más que la apariencia física.
Esa capacidad de mostrar el "alma" del -a mi juicio- mejor pintor de la Historia es la que, en ocasiones, le vale mayores críticas, al tenerlo como mero imitador de la realidad (!?) ante otros artistas "creadores". Sin menospreciar a ninguno -pero Velázquez es mucha "tela marinera" como decimos por aquí- os propongo un juego. Realmente ¿qué conocemos del arte actual?. ¿Cómo reaccionar ante una obra que no entendemos?. La mayoría de las veces, la información puede ser nuestra mejor guía, pero en otras ocasiones... hay cosas que no tienen nada que aportar, se miren por donde se miren. Siempre podemos encontrarmos obras sin valor, sean de la época que sean. Aunque... ¿qué hace de una pintura una obra de arte?.
Bueno, el juego es el siguiente: imaginaros que os encontráis en una afamada feria de arte internacional. De repente, una reportera de televisión se os acerca y os pide vuestra opinión sobre una de las obras que cuelgan en la pared...




¿Qué hubiérais dicho vosotros?

domingo, 7 de marzo de 2010

EL RESTAURADOR


"Ni las pagodas indias más desenfrenadas y más monstruosamente prodigiosas, rivalizan con la Catedral de Sevilla. Es una montaña hueca, un valle invertido. Notre-Dame de París se pasearía con la cabeza alta por la nave central, que es de una elevación aterradora". Como podéis ver, muy impresionado quedó el polifacético escritor francés Theófile Gautier (1811-1872) cuando, por 1840, visita el primer templo hispalense. Es cierto que, la Catedral de Sevilla, es enorme si bien nuestro amigo francés exageró un poquito aunque sea el tercer templo más grande de la Cristiandad después de San Pedro del Vaticano y San Pablo de Londres (aunque bien podía ser el cuarto si contamos la locura de Félix Houphouët-Boigny: la Basílica de Nuestra Señora de la Paz en Yamoussukro, Costa de Marfil).
En definitiva, una iglesia tan grande finalizada en 1506 contiene no sólo una gran cantidad de obras de arte sino que también contiene las historias de todas ellas. Una de esas historias hace referencia al gigantesco cuadro del pintor sevillano Bartolomé Esteban Murillo (1617-1682): "Visión de San Antonio de Padua" pintado en 1656 y que, con sus más de cinco metros y medio de alto,  preside el baptisterio catedralicio y -humildemente- esta entrada.
El profesor D. Enrique Valvidieso nos narra tan singular historia: " Como todos los cuadros famosos de Murillo éste ha padecido algunas visicitudes históricas que afortunadamente no han significado su pérdida para la Catedral. En principio el mariscal Soult en 1810 tuvo la intención de llevarse la pintura, aunque el Cabildo pudo disuadirle de esta idea entregándole a cambio otra obra maestra de Murillo, La Natividad de la Virgen, que hoy figura en el Museo del Louvre de París.



Salvado el cuadro de la rapacidad de Soult, hubo de sufrir años más tarde un salvaje atentado del que salió parcialmente bien librado. En noviembre de 1874 una mano criminal cortó del cuadro la figura de San Antonio, dejando la pintura terriblemente mutilada. Lo que parece ser obra de un loco resultó ser de un ladrón, porque al año siguiente el fragmento de San Antonio fue ofrecido a un anticuario de Nueva York [ William Shaus ]. Afortunadamente este anticuario, conocedor del robo, reconoció el fragmento y puso en conocimiento de este hecho a la Embajada de España en dicha ciudad. La figura de San Antonio pudo así ser recuperada y devuelta a la Catedral de Sevilla, donde después de un afortunado proceso de restauración, pues la figura del santo había sufrido serios daños, fue reintegrada al lienzo, pudiéndose exhibir completo nuevamente  en octubre de 1875. Realizó esta labor el entonces restaurador del Museo del Prado D. Salvador Martínez Cubells".


Gracias al buen hacer del pintor y restaurador valenciano D. Salvador Martínez-Cubells (1845-1914) no sólo podemos disfrutar de la obra de Murillo salvada de las malvadas garras del nefasto mariscal napoleónico que robó todo lo que pudo y no se llevó el Giraldillo porque no le dió tiempo, que si no hoy tenemos que ir a París para verlo como ocurre con -entre demasiadas obras- "La Natividad de la Virgen". Curiosamente, en la página del Louvre no hay ni una sola referencia a su criminal adquisición. En fin, volviendo a nuestro querido D. Salvador, os decía que no sólo podemos ver el cuadro de Murillo sino que, gracias a él, se pueden ver todas las Pinturas Negras del genial Goya en el Museo del Prado ya que fue él quien traspasó del muro al lienzo tan singular conjunto.


Para que luego, uno oiga que los restauradores "sólo se dedican a quitar cagaditas de mosca" o que "las obras de arte tienen que morir". Comentarios absurdos y bastante poco originales, ya que -esos "artistas"- bien harían en leer el manifiesto del Futurismo, que publicó Marinetti en 1909, y donde se compara a los museos con cementerios, dormitorios públicos o mataderos para instar en destruirlos mediante una oportuna inundación. Así, por lo menos, adquirirían algo de cultura gracias a la lectura... aunque -si siguen el credo futurista- los libros también hay que destruirlos y entonces ¿cómo conocer el Futurismo?. En fin, patético.

Más sobre D. Salvador: