Uno de los elementos más conocidos de la iconografía daliniana -y que más me intrigan- son las figuras con cajones. Las obras más celebradas -en este sentido- son la Venus de Milo con cajones y El escritorio antropomórfico, ambas de 1936. El tema tiene un doble origen: de una parte están los dibujos del florentino Giovanni Battista Bracelli (primera mitad del s. XVII) de su obra Bizzarie de varie figure (publicada en 1624), donde -en 48 grabados- despliega un juego geométrico gracias a la representación de la figura humana. De otra parte están los estudios del profesor autríaco Sigmund Freud (1856-1939). Dalí, al igual que todos los artistas surrealistas, era un seguidor entusiasta de Freud desde que leyera La interpretación de los sueños (publicada por primera vez en 1900), según el pintor fue "uno de los descubrimientos capitales de mi vida".
El escritorio antropomórfico, 1936.
No es de extrañar que la admiración de Dalí por el trabajo de Freud se plasmara en su propia obra, así -sobre los personajes con cajones- afirmaba que eran "una especie de alegorías destinadas a ilustrar una cierta benevolencia, a aspirar los innumerables perfumes narcisistas que emanan de cada uno de nuestros cajones". "La única diferencia entre la Grecia inmortal y nuestra época contemporánea es Sigmund Freud, quien descubrió que el cuerpo humano, puramente platónico en la época de los griegos, está hoy lleno de cajones secretos que sólo el psicoanálisis está en condiciones de abrir". Es decir, para Dalí, estos personajes eran unas representaciones de nuestra voluntad de saber quiénes somos.
Sigmund Freud por Dalí
Los deseos de Dalí por conocer a Freud se realizaron, después de varios intentos, el 19 de julio de 1938 en el exilio londinense del profesor austríaco; donde residía después de lograr escapar del régimen nazi que acababa de anexionarse Austria y no tenía -precisamente- entre sus ciudadanos predilectos a los de religión judía. Aunque de la reunión nos quedan varias frases de Freud como:"En las pinturas clásicas, busco lo subconsciente; en una pintura surrealista, lo consciente", o la opinión que le mereció el pintor catalán, tal y como escribe a un amigo un par de días después "hasta entonces, los surrealistas, que al parecer me han elegido como su santo patrón, me parecían unos locos al ciento por ciento (o mejor dicho, como el alcohol, al noventa y ciento por ciento). Este joven español, con sus cándidos ojos de fanático y su innegable maestría técnica, me ha incitado a reconsiderar mi opinón". Dalí se sintió decepcionado ya que no pudo deslumbrarlo como hubiera sido su intención: “fracasé [...]. Su cráneo de caracol no había calado mis intuiciones ni mi fuerza íntima. [...] lo que le interesaba era evidentemente su propia teoría, no mi personalidad. Vivía ya fuera de nuestro tiempo. [...] Se habían cruzado dos genios, pero la chispa no había saltado”. Un año más tarde de la entrevista, Freud moría a causa de una sobredosis de morfina que le administra un amigo, a petición del inventor del psicoanálisis quien no podía soportar los tormentos del cáncer de boca que padecía.
Puedes ver la obra completa en la web de la Biblioteca Nacional Francesa:
http://gallica.bnf.fr/ark:/12148/bpt6k106386s.image.r=giovanni+battista+bracelli.f1.langES
Sobre la relación entre Freud y Dalí, he encontrado un interantísimo artículo firmado por Ana Iribas Rudín en:
http://revistas.ucm.es/bba/11315598/articulos/ARIS0404110019A.PDF
Para saber más sobre la obra y personalidad de Dalí, os recomiendo el gran libro dividido en dos tomos de Robert Descharnes y Gilles Néret: Salvador Dalí, 1904-1989, editado por Taschen.
http://gallica.bnf.fr/ark:/12148/bpt6k106386s.image.r=giovanni+battista+bracelli.f1.langES
Sobre la relación entre Freud y Dalí, he encontrado un interantísimo artículo firmado por Ana Iribas Rudín en:
http://revistas.ucm.es/bba/11315598/articulos/ARIS0404110019A.PDF
Para saber más sobre la obra y personalidad de Dalí, os recomiendo el gran libro dividido en dos tomos de Robert Descharnes y Gilles Néret: Salvador Dalí, 1904-1989, editado por Taschen.
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