jueves, 27 de agosto de 2009

FALSAS APARIENCIAS

Una de mis escenas preferidas de la película "La huella" (su título original es "Sleuth"), es cuando Milo Tindle (Michael Caine) pone a prueba los nervios y la razón del escritor Andrew Wyke (Laurence Olivier) proponiéndole un juego morboso: descubrir cuatro pruebas ocultas en la casa de Wyke, que incriminan al escritor en el asesinato de su amante, crimen cometido -en principio- por Tindle. La primera prueba es una pulsera de cristal. Todos los objetos incriminatorios están ocultos sí, pero a la vista. Para encontrar la pulsera, Tindle le facilita una pista "miras a través de él pero no lo ves". Después de unos momentos de frenética y desordenada búsqueda, Wyke reflexiona: "Miras a través de él pero no lo ves... ¡ese es el truco!. Entonces, el único modo de ocultar algo transparente y convertirlo en invisible aunque... aunque esté a la vista es... es ponerlo dentro de otra cosa transparente..." Así descubre el objeto dentro del vaso que estaba utilizando Tindle. No os contaré mucho más de la película por si no la habéis visto, pero os la recomiendo. Es una obra maestra de Joseph Mankiewicz, estrenada en diciembre de 1972 y con dos únicos y grandes actores de reparto -Olivier y Caine- y la fantástica casa del escritor como escenario de una muy ingeniosa y divertida trama.

Hay otra gran película en la que podemos ver algo similar. En 1976 Alfred Hitchcock dirige su última película "La Trama" (original "Family Plot" y que en Hispanoamérica se tradujo como "Trama macabra"). Uno de los personajes es Arthur Adamson, (William Devane) un importante joyero, que se ¨distrae¨ aumentando su fortuna con secuestros por los que obtiene fuertes rescates, consistentes en piedras preciosas. Precisamente esconde los diamantes en la fabulosa araña de cristal que cuelga del recibidor de su casa. Así las piedras están perfectamente ocultas sin dejar de estar a la vista.
Pero es curioso cómo, más veces de las que creemos, estamos delante de algo sin verlo. Eso ocurre con el "desaparecido" alminar de la Mezquita de Córdoba. En varias publicaciones nos informan que, el actual campanario fue edificado por Hernán Ruiz III en el solar que ocupaba el antiguo alminar de Abd al-Rahman III. Sin embargo, gran parte del alminar se conserva... dentro de la torre actual.


Vista actual de la torre

En 1975, se publica "El alminar de Abd al-Rahman III en la mezquita mayor de Córdoba. Génesis y repercusiones" (editado por el patronado de la Alhambra de Granada). Constituye un auténtico legado póstumo del insigne profesor D. Félix Hernández Giménez (1889-1975). El estudio recoge las investigaciones efectuadas en la torre en la década de 1930, las cuales dirige bajo la constatación documental de la existencia del alminar dentro del campanario. El alminar fue edificado por el primer califa cordobés y se inauguró en el 952 -algunos autores adelantan la fecha a 946- para sustituir al de Hisham I cuya cimentación encontró D. Félix en el actual Patio de los Naranjos cordobés. La torre pudo alcanzar los 47 metros de altura por 8,5 m en la base y ofrecería el siguiente aspecto:



Reconstrucción del alminar según Hernández Giménez. Lo que subsiste aparece sombreado.

Lo que se conserva del alminar coincide con el primer cuerpo del actual campanario, otorgándole una visión decreciente. Interiormente se organizaba con dos cajas de escalera simétricas que desembocarían en la azotea del primer cuerpo. Según Hernández Giménez, la solución de las escaleras gemelas -única en su género- se debió a la falta de experiencia en la construcción de grandes alminares y al poco tiempo para su construcción (unos 13 meses), sin embargo para los cronistas musulmanes de la época era un elemento diferenciador que demostraba la superioridad de la arquitectura cordobesa, ya califal. Sea como fuere, es cierto que ni antes ni después se empleó esta solución ya que los grandes alminares almohades optan por una suave rampa que asciende helicoidalmente por el interior de la torre. Para alminares de menor envergadura, como la actual torre de la Iglesia del Salvador en Sevilla, tanto anteriores como posteriores se suele emplear una escalera de caracol.


Vista de uno de los tramos de escalera del alminar descubiertos a principios de la década de 1930

El huracán de 1589 destruyó el yamur que coronaba la torre (el mismo coronamiento que poseyó la Giralda y que actualmente conserva la Koutubia), de tal forma que, el Cabildo cordobés, encarga al arquitecto Hernán Ruiz III el diseño de un nuevo campanario que sustituyera el provisional edificado después del derrumbe. No es de extrañar el similar diseño del campanario cordobés en comparación con el realizado en la Giralda, ya que, además de estar construído por el padre del arquitecto, la Giralda sevillana sirvió de modelo a muchas torres andaluzas. Sin embargo el gran peso del nuevo campanario hace que aparezcan preocupantes grietas en el antiguo alminar lo que determina, ya avanzado el s.XVII, el macizado del interior ocultando escaleras y bóvedas además de la construcción de una nueva "epidermis" que recubre y oculta casi en su totalidad al alminar, ya que -según Hernández Giménez- el muro este, aledaño a la Puerta del Perdón, todavía se puede observar:

Aunque no era la intención primitiva de las obras del campanario, ellas ocultaron al alminar con otra torre y, gracias a ella, todavía se conserva en su interior. De haber aguantado las pesadas piedras renacentistas o si se hubiera ejecutado otro diseño más ligero, el actual campanario cordobés tendría una imagen bien distinta...

Para finalizar, un corto pero muy bonito vídeo sobre la capital cordobesa:


http://www.youtube.com/watch?v=HlsNL_wvaLE

domingo, 23 de agosto de 2009

EL "HOMBRE RÍO"


Desde hace un tiempo sigo el blog "Entrete-Nido" (http://entrete-nido.blogspot.com/). Sé que lo publica un cordobés que -bajo el seudónimo (o "nick") de rojunson- nos introduce en un fantástico universo protagonizado por la inmortal ciudad de Córdoba. Aunque la mayoría de los contenidos son de la capital califal, podemos disfrutar de sus fotografías, dibujos, música, cómics... hasta las instrucciones de una interesante aplicación para el Google Earth: el "vuelo americano", fotografías aéreas de Andalucía de mediados del s. XX que se pueden cotejar con las actuales, es muy curioso lo que han crecido nuestras ciudades en las últimas décadas. Un rincón especial tienen los monumentos cordobeses representados por magníficas presentaciones en 3D, para muestra, un botón:

http://www.youtube.com/watch?v=Kg-6TYWFRhA

Lo último que he estado viendo es la curiosa historia de la escultura cuya imagen encabeza la entrada: el "Hombre Río". Recuerdo vagamente haber oído algo sobre el tema hace algún tiempo pero desconocía los avatares de tan singular obra. Una mañana de mediados de abril de 2006 apareció la escultura cerca del controvertido puente de Miraflores de la capital cordobesa. Nadie sabía quién la había instalado allí, no había ningún tipo de permiso oficial ni conocimiento por parte del Ayuntamiento. Nada sabían del tema ni la Junta de Andalucía, ni la Diputación, ni siquiera la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir. Ni decir tiene que, la escultura, suscitó inmediatamente mucho interés entre los cordobeses con sus partidarios y detractores, además de cierta polémica entre las administraciones públicas que se afanaban en conocer la procedencia de tan singular obra.
La escultura estaba realizada en corcho blanco y patinada simulando piedra, flotaba sobre el Guadalquivir tranquilamente variando su posición y anclada al fondo para evitar su deriva. Dadas la nocturnidad y prisas en su colocación, fallaron los anclajes y la escultura partió hasta el próximo Molino de Martos a la semana de aparecer. Sin embargo, ya se conocieron los autores y el motivo de tan singular hazaña. Los escultores Rafael Cornejo y Francisco Marcos la realizaron como aportación particular a la candidatura de Córdoba como Capital Europea de la Cultura 2016.
El Ayuntamiento puso en valor la obra y -ya con todos los permisos oportunos- financió una copia en resina de poliéster que se instaló con la presencia de la alcaldesa el 8 de enero de 2007. Desgraciadamente, en noviembre del mismo año las crecidas aguas del Guadalquivir volvieron a soltar la escultura de sus anclajes y se quedó varada y muy maltrecha en una de las márgenes del Gualdalquivir. Sobre si volverá al río, sé que el Ayuntamiento cordobés destinó una partida presupuestaria en 2008 para ello, pero -que yo sepa- hasta la fecha sigue sin instalarse... En fin, supongo que la crisis nos toca a todos, aunque seamos esculturas... Espero que la vuelvan a instalar lo más pronto posible.
Encontraréis más información en http://hombree.blogspot.com/



Más sobre el "Hombre río":

http://www.20minutos.es/noticia/113045/0/hombre/rio/guadalquivir/

lunes, 10 de agosto de 2009

MARRAKECH

Según el historiador andalusí Ibn Bassam (fallecido en 1147), alrededor del año 1060 el rey sevillano al-Mutadid recibe una carta de Suqut de Sabta informándole que los almorávides habían instalado un campamento en la "rahba de Marrakech". Aunque la corte sevillana intenta quitarle importancia al avance de los "hombres velados", al-Mutadid conocía la profecía por la cual su linaje desaparecería bajo una oleada de tribus africanas y ordenó al gobernador de Algeciras fortificar Gibraltar... el avance de los almorávides fue imparable a pesar de mediar el mar y el desierto. Antes de finalizar la década, el campamento de los "hombres velados" se había convertido en una ciudad que estaría íntimamente ligada a Sevilla y, como he tenido la suerte de comprobar, todavía continúa bastante más unida de lo que me podía esperar.

Entrada a la Kasba

El historiador Hamid Triki en "Marrakech: retrato histórico de una metrópolis medieval. Siglos XI-XII" (dentro del libro "La Arquitectura del Islam Occidental") además de ofrecer otras hipótesis y siguiendo la transcripción del príncipe zirí granadino Abd Allah ibn Bulugin, traduce el significado del nombre de la ciudad roja en la encrucijada del Atlas, del Sáhara y del Anti Altlas como: "el lugar que está bajo la protección de Akus". Sea como fuere, el nombre de la zona que adopta la ciudad es anterior a la llegada del emir almorávide que funda la futura capital almohade en el continente africano, rango que compartirá con su hermana andalusí: Sevilla.

Parto de esta pequeña reseña histórica porque, en mi opinión, las dos capitales almohades conservan más similitudes que diferencias. Paseando por su medina, visitando sus monumentos y palacios, hablando con sus hospitalitarios y amables ciudadanos más de una vez he creído estar de turista en mi propia ciudad. Marrakech es una cápsula del tiempo, conserva sus murallas, su laberíntica medina y sus antiguos monumentos que nos ofrecen una posibilidad de recrear el aspecto de la ciudad hispalense en la época del imperio almohade. El color rosado de su famosa Koutoubia impregna todos los edificios de la ciudad ya sean históricos o de nueva planta, incluso los bloques de viviendas y hoteles de los modernos barrios de Hivernage y Gueliz.

Un patio del Palacio Bahia (s. XIX)

Tal y como esperaba, el alminar de la Koutoubia (la mezquita de los libreros) tiene la belleza de su hermana sevillana y, al igual que la Giralda, es bien visible desde casi toda la ciudad. El entramado urbano marrakusí me recuerda al de la capital andaluza: los grandes jardines de la Menara serían la Buharya sevillana, de tal forma que desde los dos jardines se divisan sus respectivos alminares. Cerca de las torres se encuentran los respectivos palacios reales que hoy en día utilizan las dinastías reinantes en España y Marruecos. Las calles del barrio de Santa Cruz de Sevilla son idénticas a las que visitamos de camino al Museo dar Si Said.

Esta plaza está declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO

Marrakech es una ciudad de grandes contrastes para todos los sentidos. Posee una luz andaluza, al igual que sus elevadas temperaturas; multitud de olores a especias, cuero, aceite, frituras, carne asada... Una rica gastronomía de la que pudimos dar buena cuenta, si tenéis la posibilidad de visitarla nunca despreciéis el maravilloso té de menta. El sonido de las flautas encantadoras de serpientes y las darbukas se mezclan con las llamadas a la oración en la famosa Plaza de Jamaa el Fna, auténtico corazón de la ciudad que nos introduce en un zoco donde se pueden adquirir desde alfombras hasta especias pasando por todos los "souvenirs" propios de la ciudad.

El Palmeral

Pero, Marrakech es, además, una urbe moderna con buenas infraestructuras como su espacioso aeropuerto, su bonita estación de trenes, un magnífico teatro real... Es cierto que no todo es oropel y boato, existen barrios pobres en las afueras de la ciudad. Pudimos verlos de ida al Palmeral. Existen grandes mansiones rodeadas de pobreza... por nuestra parte, y antes de recurrir a los tópicos que tienen muchos españoles del país vecino, estaría bien recordar barriadas sevillanas como las 3000 viviendas, el Vacie o, incluso, La Cañada madrileña. Los constrastes entre pobreza y riqueza de Marrakech no son mayores de los de la Sevilla de los años setenta. Cuando volvía de regreso a Sevilla (el avión nos dejaba en Madrid y retornamos en el Ave) ví un cartel en la estación de Córdoba, donde hicimos una parada: "Andalucía mira hacia Europa"... a ver cuando miramos y vemos a Marruecos, con el que compartimos tanta historia en común. No será la última entrada dedicada a la ciudad roja, a la que espero volver en cuanto pueda.


Aeropuerto de la Menara

Estación de ferrocarril

¡Cómo no iba a estar Mc Donald´s!

lunes, 3 de agosto de 2009

LAS TRES HERMANAS


Desde que tengo memoria, la esbelta silueta de la Giralda siempre me ha impresionado. Con el tiempo he apredido parte de sus más de 800 años de historia. Una historia que comienza en un Al-Andalus gobernado por el califa almohade Yusuf I, el rey islámico que emprende la reforma urbana más importante en Sevilla hasta el siglo XX. El alminar se erige, orgulloso, como un hito religioso para la llamada a la oración de los creyentes (de hecho, la palabra "alminar" significa faro). Pero también tiene un significado político (como nuestras actuales obras públicas: autopistas, trenes de alta velocidad, estadios deportivos...), todos los gobernantes tienen una implacable sed de "dejar huella" gracias a las construcciones que impulsan. Además, y gracias a su altura, se convierte en una atalaya capaz de vigilar todos los alrededores de Sevilla. No sólo es el edificio más alto de la capital peninsular almohade sino de toda Europa en su época (le arrebató el "record" la flecha de la torre de la Catedral de Estrasburgo) .

El alminar fue construido entre 1184 y 1198 por orden del califa Yusuf I y concluido por su hijo y sucesor Al-Mansur. Cuando, en 1248, el rey castellano Fernando III conquista la ciudad, el alminar almohade se convierte en campanario y la gran aljama en Catedral. Sin embargo, al contrario que ocurrió en Córdoba y al igual que en Granada, la mezquita no subsistió aunque aún pueden contemplarse su patio de abluciones y su puerta principal (actuales Patio de los Naranjos y Puerta del Perdón). En su lugar se construyó el edificio gótico más grande del mundo y, después de S. Pedro del Vaticano y S. Pablo de Londres, el tercer templo de la Cristiandad. Entre 1557 y 1568, el arquitecto cordobés Hernán Ruiz II constuirá el bellísimo campanario que conforma no sólo la imagen más universal de Sevilla, sino una simbiosis perfecta entre dos culturas que (junto a la hebrea) se toleraron y se respetaron, si bien no de una forma tan idealizada como se cree, durante más de siete siglos. Debo puntualizar que ése no era el propósito ni del Cabildo (que quiere "convertir" el antiguo alminar con un programa contrarreformista) ni del arquitecto; no hay más que recordar que, en la primera década del s.XVI se decretó la expulsión de los moriscos. Es, más bien, una apreciación propia a la vista de un edificio que cualquier sevillano os dirá que "parece estar hecho todo de una vez".


Los tres estados principales de la Giralda. Hipótesis de Alejandro Guichot, 1910. A la izquierda el alminar almohade, en el centro el estado actual y, a la derecha, la torre mudéjar anterior a las obras del s. XVI.

Pero, la Giralda, tiene antecedentes y descencientes. Anterior es el gran alminar de la mezquita de la Kutubiyya o Koutoubia de Marrakech e, inmediatamente posterior, la bella e inacabada Torre Hassan de Rabat, ambas en Marruecos. Precisamente, al final de esta semana, voy a visitar a una de las dos hermanas de nuestra torre: la Koutoubia. De ahí esta entrada. Llevo muchas semanas preparando mi primer viaje al vecino reino de Marruecos y, aunque sólo estaré unos días en Marrakech (la capital africana de la dinastía almohade), seguro que la experiencia de ver a tan insigne familiar de la torre sevillana habrá merecido la pena, ya os contaré.

Dejo para otra entrada la gran "prole" del antiguo alminar sevillano, ya que ha inspirado a otros arquitectos en sus construcciones tanto en España (Moguer, Carmona, San Juan de Aznalfarache, Tarragona, Badajoz...) como en el extranjero (Lovaina, Nueva York, Miami, Kansas City o La Habana).


Alminar de la mezquita de la Kutubiyya o Koutoubia

La torre Hassan

Para finalizar, un vídeo de las campanas de la Giralda...




http://www.youtube.com/watch?v=q95tKGAysjM