viernes, 27 de marzo de 2009

KRASNER Y POLLOCK: en los límites de la pintura.

Una obra de arte es el fruto del genio del artista y donde intervienen -y se materializan- múltiples aspectos sociales, culturales, ideológicos… que le confieren un significado singular que la hacen ser algo único, original que nos proporciona ese placer visual y estético que, en ocasiones como la presente, es complicado explicar. Además, en el caso de Jackson Pollock (1912-1956) de no haber sido por su paciente, inteligente y excesivamente comprensiva esposa Lee Krasner (1908-1984), el genial estadounidense no hubiera realizado su producción artística más interesante, siendo la figura más importante del expresionismo abstracto norteamericano y, posiblemente, el pintor más importante de los Estados Unidos del siglo XX. Además de un referente obligado para toda la producción artística mundial desde la segunda mitad de la misma centuria.
Mi interés por Pollock comenzó cuando -hace ahora diez años- me preparaba las oposiciones de profesor de enseñanza secundaria de la especialidad de dibujo. Uno de los temas era el estudio de las vanguardias del siglo XX; así junto a los “ismos” anteriores a la segunda guerra mundial (Fauvismo, Cubismo, Expresionismo, Futurismo, Dadaismo, Surrealismo…) bien definidos por sus respectivos manifiestos, se plantean tendencias figurativas (como el hiperrealismo o el pop art) y tendencias abstractas (como el expresionismo abstracto) después de la guerra, marcadas por el individualismo y una total libertad del artista dentro de una sociedad que pasa del humanismo a la tecnología.



En palabras de Pollock , en la obra de arte actual tiene que plasmarse los avances sociales y tecnológicos, por tanto es necesario el uso de un vocabulario nuevo y distinto al heredado del Renacimiento. Eso es, precisamente, lo que realiza en su obras y, sobre todo, con sus “drip-paintings” a partir de 1947. La pintura plasma el mismo acto de pintar (action painting) y emplea todos los recursos que el goteo o chorreo (dripping) de la pintura que, sobre el lienzo colocado en horizontal, puede ofrecer. Así, consigue composiciones tan interesantes y bellas como “Summertime: Number 9 A” de 1948 o, una de mis preferidas, “Lavender Mist: Number 1” (bajo éstas líneas) de 1950, donde el pincel no toca el lienzo, sólo es una herramienta que le permite controlar el flujo de pintura; es más, emplea cualquier utensilio para pintar como jeringuillas, palos, espátulas o agujereando la lata de pintura en su base para conseguir el efecto deseado.



El objetivo es el resultado final independientemente del método empleado. Con el bote de pintura en la mano izquierda, Pollock salpicaba o dejaba chorrear el color una y otra vez sobre la superficie ho­rizontal. Hans Namuth documentó con su cámara este rápido proceso pictórico, interrumpido de vez en cuando para que se secara la pintura o por pausas en las que Pollock reflexionaba sobre cómo continuar. Os traigo unas escenas de este documental “Jackson Pollock´51”:



A petición de Robert Motherwell, Pollock explicó su procedimiento en el pri­mer (y último) número de la revista “Possibilities”, publicado en el invierno de 1947: «Prefiero fijar el lienzo sin extender al duro suelo. Necesito la resistencia de una superficie dura. En el suelo me encuentro más que a gusto. Me siento más cerca de la pintura, más parte de ella, ya que de esta forma puedo moverme alre­dedor del cuadro, trabajar desde los cuatro costados y, literalmente, "estar" en la obra. Es parecido al método por el cual los indios del Oeste pintaban sobre la arena. Cuando pinto no me preocupo de lo que estoy haciendo. Sólo después de un breve período de "toma de conocimiento" veo lo que he hecho. No tengo miedo a hacer cambios, destruir la imagen, etc., porque el cuadro tiene vida pro­pia. Intento que salga por sí mismo. Sólo cuando pierdo el contacto con la obra el resultado es un desastre. En caso contrario, es pura armonía, un fluido toma y daca, y el cuadro sale bien».




Al observar estas obras, particularmente, no intento descifrar ningún mensaje escondido ni busco nada más que su propia composición. La obra es lo que es, nada más y nada menos. Pollock tuvo que hacer frente a las numerosas críticas iniciales, que definían su obra con calificativos que iban desde “maraña de pelo enredado” hasta “macarrones gratinados”, con la siguiente comparación: mis cuadros son “como un macizo de flores, nadie se plantea encontrarle significados”. Su etapa más productiva va desde 1947 a 1950. En 1949, la revista “Life” publica el artículo “¿Es Jackson Pollock el pintor vivo más grande de los Estados Unidos?”, a partir de estos momentos, sus críticos se tornan en admiradores fervientes y su fama se extiende hasta la “Biennale” de Venecia donde -el año anterior- cuelga seis obras.

Lee Krasner "Noon", 1947


Pero, como comentábamos al principio de la entrada, la obra de Pollock se debe al apoyo incondicional de su esposa Lee Krasner. Y es que la compleja personalidad de Pollock, marcada por un alcoholismo extremo y los continuos y bruscos cambios de humor, de no haber sido por Krasner, lo hubieran conducido a un incierto futuro vagabundeando por la calles de Nueva York entre sopores etílicos. Ella, excepcional pintora, abandona su carrera a favor de -desde 1945- su marido, entregándose en cuerpo y alma a una persona en la que creía por encima de todo. Gracias a ella logra vencer por un par de años su alcoholismo, coincidiendo con su etapa más productiva. Desde 1954 hasta su trágico fallecimiento dos años después, Pollock apenas si pintará inmerso en una intensa actividad autodestructiva que le llevará a estrellar su Oldsmobile Rocket 88 de 1950 contra un árbol. En el accidente fallece, junto a Pollock, Edith Metzger amiga de la amante de Jackson, Ruth Kligman, quien se había trasladado a la casa de Pollock y Krasner aprovechando la estancia de ésta en Europa. Lee Krasner conocía dicha relación y él sabía que se lo debía todo a su esposa. Trágico final para un artista tan brillante y de tan oscura y tortuosa personalidad.



Os recomiendo la biografía del artista que, en el año 2000, protagonizó y dirigió el actor norteamericano Ed Harris. Con la magnífica interpretación de Marcia Gay Harden como Lee Krasner, la cual le valió el Oscar a la mejor actriz. He encontrado un “trailer” en you tube, además de un vídeo con imágenes reales de artista y la interpretación de Ed Harris:

http://www.youtube.com/watch?v=FM3nkpo9O1w

http://www.youtube.com/watch?v=vy6Omz1bDPg

6 comentarios:

Elena dijo...

Pollock no es santo de mi devoción, aunque tuve la oportunidad de ver una exposición suya en el Guggenheim de Nueva York. Me gustaron más sus primeros cuadros que los de su última etapa. La película es extraordinaria, la interpretación de Ed Harris me encantó. Me sirvió para mirar con otros ojos a este artista. Sentí lástima por su mujer. Quizás lejos de la influencia del destructivo Pollock habría sido una artista más reconocida. O quizás no, es difícil saberlo.

Saludos

Jorge Quintana dijo...

Sí, es una historia triste. Quizás, con el tiempo, se haga justicia con la obra de Lee Krasner. Antes de conocer a Pollock su carrera era prometedora -exponía antes que él-; después del accidente vuelve a pintar, pero siempre bajo la sombra de Jackson. Aunque es una de las primeras artistas del expresionismo abstracto, no se la "reconoce" hasta 1965.
¡Muchas gracias por tus comentarios, Maestra!

Un saludo

Anónimo dijo...

Hola,muy interesante este blog y este escrito sobre Pollock. Estoy realizando un trabajo y quisiera saber donde puedo encontrar las referencias a las críticas iniciales que recibió Pollock, como con "macarrones gratinados". ¿Dónde se publicaron estas críticas? ¿Y dónde realizó Pollock sus réplicas a estas críticas, dónde se publicaron? Agradeceria su ayuda. Saludos

Jorge Quintana dijo...

En primer lugar, perdona la tardanza en contestarte, estoy un poco liado desde hace unos meses, por eso hace tiempo que no actualizo el blog.
Verás, sobre las críticas a la obra de Pollock te puedo comentar lo que he leído en su biografía, que firma Leonhard Emmerling y que publica la editorial Taschen en 2009, en la página 68 el biógrafo nos cuenta cómo la técnica de las drip-paintings corría "el riesgo de ser entendida como el resultado de acciones más o menos casuales", y Pollock va ha tener que defenderse una y otra vez de las críticas que sus obras despiertan.
Bien, en su quinta exposición en solitario (galería de Betty Parson del 5 al 23 de enero de 1948) muestra por primera vez las drip-paintings. "La prensa reaccionó en parte enojada". En el libro se relacionan como críticos en contra de la obra de Pollock a Robert Coates del New York Times, al conservador del Metropolinato de Nueva York (no menciona su nombre), Aldous Huxley (autor de "Un mundo feliz"), y al profesor de la Universidad de Yale Theodore Greene. Creo que puedes encontrar esas críticas en los periódicos neoyorquinos del momento, además de en la revista Life que recoge las reacciones de Pollock. También se comenta en el libro que la revista Time organiza un foro de discusión el 11 de octubre de 1948, donde algunos de los críticos que te mencionaba antes exponen sus comentarios.
Te recomiendo que consultes el libro de la editorial Taschen y, si tienes ocasión, intenta ver la película que te refiero en la entrada. Está muy bien documentada y puedes ver una de las entrevistas que le hicieron a Pollock donde se defiende de los "cargos". Ahí es donde aparecen los "macarrones".
Espero haberte servido de ayuda.
Un saludo

Isabel del Río (licenciada en Bellas Artes) dijo...

Muchas gracias por la molestia de contestar. Me ha servido de mucha ayuda. Ya tengo el libro de Taschen en mis manos y otro más, sobre la biografía de Pollock de Steven Naifeh y Gregory White Smith. La película ya la había visto, una obra e interpretación espléndidas de Harris. Enhorabuena por el blog. Saludos.

Jorge Quintana dijo...

Gracias a ti, Isabel. Tanto por tu comentario como por la referencia del libro de Pollock.
Un saludo